martes, 28 de enero de 2014

EL RELOJ DE MACHALA (II): El primer intento frustrado

Dr. José M. Castellano Gil
Programa Prometeo - SENESCYT

Bajo la presidencia de Leandro Serrano Minuche, padre del General Manuel Serrano Renda, se inicia en 1864 la construcción de la antigua Casa Municipal del cantón de Machala y a finales del siglo XIX se levanta un torreón anexo. Y es en la sesión extraordinaria del 3 de junio de 1899 cuando el Consejo de Machala, presidido por Juan José Pazmiño, aborda una propuesta suscrita por Carlos Pappe, natural de Suiza y residente en Guayaquil, que plantea la adquisición en Europa de un reloj público para su ubicación en el torreón de la Casa Municipal.

Este proyecto definía las características que debía tener el reloj: cuatro esferas transparentes de 90 cm. de diámetro, similar al que existía en la iglesia de San Francisco de Guayaquil; se alumbraría con queroseno o gas; y contemplaba, además, la reutilización de la campana que en aquellos momentos disponía el torreón.

Asimismo se sugería la necesidad de realizar un estudio previo sobre las dimensiones del torreón y su proponente se comprometía a la colocación del reloj. Estos servicios correría a cargo de la institución, mediante el abono de los gastos ocasionados por el traslado de un técnico a Machala, su alimentación y alojamiento durante el tiempo de ejecución de esas labores hasta la firma del contrato.

Por otro lado, Carlos Pappe requería de la Municipalidad su compromiso en proporcionar los operarios necesarios para la ejecución de la obra y establecía un plazo de 15 días para su finalización e incluía una cláusula de penalización de 5 sucres diarios por demora, en el caso de producirse algún retraso motivado por la falta de materiales que debía facilitar la municipalidad.

El presupuesto total del proyecto ascendía a 1.700 sucres y sería abonado en dos pagos: la mitad a la firma del contrato y el resto una vez llegado el reloj a Guayaquil. También se fijaba un plazo de cien días, tras la firma del contrato, para la llegada del reloj a Guayaquil y se designaba a León Molestina como garante o fiador.

En definitiva, la propuesta fue valorada positivamente por la corporación municipal de Machala, aunque introduce algunas pequeñas condiciones como la inclusión de nuevas campanas y la reparación de parte de la maquinaria existente en el torreón por encontrarse en malas condiciones. Junto a esto, la municipalidad precisaba que el reloj debía marcar horas y medias horas; que la campana de las horas tenía que ser de 599 cm. de alto sin las argollas y de 73 cm. de diámetro en la parte inferior; que fueran bien sonoras; y establecía en 30 sucres el pago por los trabajos relacionados con la toma de dimensiones del torreón e inspección.

Para cubrir los costes ocasionados por la composición y cerramiento del torreón, el Alcalde, Juan José Pazmiño, asignaba la utilización de 700 sucres, consignados al presupuesto general anual correspondiente a la obra de la Casa Municipal, y señalaba que la cantidad sobrante fuera destinada, junto al remanente disponible, a cubrir los gastos derivados de la adquisición del reloj.

Pocos días después Carlos Pappe trasladaba al Consejo Municipal que en su propuesta inicial no contemplaba la adquisición de una campana, ya que pretendía reutilizar la que disponía el torreón. No obstante matizaba que, en el supuesto caso de que le exigiera su compra, ello implicaría un incremento del presupuesto y que se comprometía a encargarla a Europa por cuenta de la Municipalidad, cubriendo la institución su valor según factura. Y en cuanto al requisito de que el reloj marcara las horas y medias horas, aclaraba que no supondría costo suplementario alguno, ya que la maquinaria permitía con una sola campana dar dos sonidos distintos a través de dos martillos con diferente tamaño colocados en dos partes opuestas de la misma campana, como solía hacerse en varias partes de Europa. Y que, además, se podía obtener esa diferencia de sonoridad aplicando mayor o menor fuerza a uno y otro de los martillos o bien a través de una variación de tamaño en las escuadras de conducción.

Una vez discutido el asunto en el Consejo se decidió evitar más gastos y se propuso fundir la campana en Guayaquil donde existían buenas fundiciones. Y dado que la calidad de la campana se asociada a su mayor o menor peso, se decidió enviar también a Guayaquil la campana ubicada en el edificio de la Gobernación, junto a la del torreón que se encontraba resquebrajada, para que ambas se fundiera en una sola, al tamaño y dimensiones convenientes. La municipalidad asumía ese gasto y encomendaba a Carlos Pappe la dirección y negociación del coste con el fundidor, sin que ello implicara remuneración alguna por esas gestiones. Y de esa forma quedaba aprobada definitivamente la propuesta, no sin antes acordar que el reloj debería llevar la inscripción de "Concejo de 1899".

A principios de noviembre de 1899 la municipalidad de Machala requería al contratista del reloj para que la obra estuviera concluida seis días antes de la fiesta de Navidad, al tiempo, que se interesaba por conocer si el trabajo de fundición de la campana estaba finalizado y a cuánto ascendía. Y de forma paralela se ordenaba al Tesorero Municipal a activar los cobros de los terrenos municipales para cubrir los gastos ocasionados por la obra del reloj municipal.

Poco después el contratista, Carlos Pappe, comunicaba a la municipalidad que el monto de la fundición de la campana ascendía a 1 sucre 90 centavos por cada libra y que le habían ofrecido suministrarle el metal. Sin embargo, estimaba que se debía emplear el mismo que contenían las campanas enviadas, ya que su metal era superior al que pudiera comprarse en el mercado. Y el Consejo aceptaba tanto la sugerencia como el precio ofertado.

Las gestiones parecían que iban por buen camino hasta el punto que se preveía próxima la llegada del reloj desde Europa. Y, por ello, el presidente de la municipalidad instaba al gobierno central a la exoneración de los derechos fiscales y del impuesto del muelle tanto en el puerto Bolívar como en Guayaquil. Petición ésta, que sería aceptada por el Gobierno. Sin embargo, en la sesión del 14 de febrero de 1900 un oficio remitido por el contratista del Reloj, Carlos Pappe, comunicaba al Consejo que no podía cumplir con su contrato ante la imposibilidad de conseguir un reloj construido en buenas condiciones e informaba que estaba a punto de llegar otro que había encargado a Europa.

El tiempo pasaba y Machala seguía sin reloj. De modo que en mayo de 1900 la municipalidad decide dirigirse, por última vez, a León Molestina, avalista del contratista, para notificarle el incumplimiento de su garantido, ya que había transcurrido con exceso el plazo establecido para su entrega. Y de forma paralela la Municipalidad remitía oficio al Síndico Procurador para que procediera a ejecutar al avalista, además, de solicitarle intereses y perjuicios ocasionados, como el valor de la inadecuada campana que hizo construir.

Ante estas circunstancias León Molestina suplicaba una ampliación del plazo para la entrega del reloj. Y la administración municipal le concedía un margen de quince días. Sin embargo, poco tiempo después el avalista informaba que, debido a incidentes e imprevistos de su garantido, no podía cumplir con su obligación y, para evitar ser ejecutado por la cantidad de 850 sucres, decidía abonar dicha cantidad y cancelar las escrituras de compromiso. De este modo, la primera experiencia por adquirir un reloj para el torreón de la Casa Municipal resultó un intento frustrado.


Por último, un aspecto complementario a esta breve relación de hechos expuestos viene a poner en evidencia un dato que se ha generalizado erróneamente, tanto en la producción bibliográfica local como en la propia página web del Municipio, que apunta al 23 de abril de 1900 como el año en que se produce la inauguración del Reloj municipal. Por tanto, llamamos la atención para que se corrija y se actualice, ya que como ha quedado demostrado en estas líneas y como tendremos oportunidad de ver en la próxima entrega ese acontecimiento tendría lugar en los primeros meses de 1901.

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